De aviones y otras historias. ✈️

✈️❤️ Los aeropuertos son para mí un remolino de emociones. A veces siento que, tras cada despedida, podría no volver a ver a esa persona. Y, sin embargo, en el mismo instante, nace la certeza de que una gran aventura está a punto de comenzar. Quien ha viajado sabe que siempre hay un momento para partir… y otro para regresar.
Me fascina mirar los rostros que se cruzan conmigo: la chispa del logro, la libertad que se dibuja en una sonrisa, la ilusión de unas vacaciones soñadas o el brillo en los ojos de quien va a abrazar a su amor. Me pregunto a dónde irán, que hay detrás de ellos y me pierdo en imaginar historias, inventar finales y crear mundos. Así, entre pasillos y maletas, el tiempo vuela sin que lo note.
A veces, al ver a alguien llorar, siento un nudo en la garganta. Intuyo que ese dolor es tan profundo que parece apretar el corazón.
Sé que cada despedida puede convertirse en una gran aventura. Pero tengo que confesar, que para ser una mujer de viajes, las despedidas siguen haciéndome pedacitos el corazón. Aunque creo que los aeropuertos y los viajes me han ayudado a entender que todo tiene su espacio y su tiempo. Hay viajes o personas que duran en tu vida días, meses, años o toda la vida … Y está bien. Todo tiene un propósito en esta vida y por ello un tiempo y un viaje para cumplirlo
La vida no es mantenerse sólo en un lugar o estar siempre haciendo lo mismo, ni siquiera es el destino de llegada. La vida es el viaje, la vida es agarrar tu maleta y decir que sí a la gran aventura que viene.
Esos viajes te llevan a conocer lugares increíbles y personas extraordinarias. Como ese rostro que me gusta buscar entre la multitud y las terminales, ese que me encantaría volver a ver. Y que sé, si el destino quiere, un aeropuerto sería el lugar perfecto para reencontrarnos.
O quizá, solo quizá, el amor decida cruzar por aquí, como lo hizo con mis padres, que se cruzaron en un aeropuerto y así comenzaron su historia juntos. Algún día les contaré esa anécdota, y entonces entenderán por qué mi fascinación por los aeropuertos.
Como ya habrán notado, soy una viajera que aún conserva la mirada limpia de quien ve el mundo por primera vez. Casi siempre viajo sola, y no espero compañía en todos mis caminos. Lo que me hace realmente feliz es que me reciban con alegría cuando regreso y saber que siempre hay un lugar a dónde regresar. Porque como dice mi madre, lo mejor de los viajes es regresar a casa.
Así que, cuando tengas la oportunidad de viajar —aunque sea a un lugar cercano— y de mirarlo todo con ojos nuevos… hazlo. Te prometo que algo en ti no volverá a ser igual.
«Porque todos tenemos un sitio al que queremos regresar». ❤️✈️
Un abrazo con cariño …
María 📚 ✨♥️🍀
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